Orígenes de una nación

“Era Asturias país áspero y pobre. Una barrera de montañas, aún hoy difícilmente franqueables, la separa de la meseta, la aísla del páramo leonés, la protege contra cualquier intento de invasión. En dirección Norte, sus estribaciones llegan hasta el mar, cubiertas de arbolado o matorral, formando un complicado laberinto de valles cortados, retorcidas y en ocasiones sin salida posible. Los ríos rasgan a veces las montañas; abren en ellas desfiladeros angostos, casi impracticables y ora serpentean en el fondo, ora se despeñan bronceadores, ora braman al chocar con las rocas. Pero los montes hendidos por el tajo de los ríos parecen rebelarse contra los gigantescos desgarrones y pretenden unirse de nuevo hacia sus cumbres, a fin de sepultarlos para siempre en sus entrañas…”

Con estas bellísimas palabras de Claudio Sánchez-Albornoz en sus “Estudios críticos sobre la Historia del Reino de Asturias” nos situamos en el año 711 cuando Asturias era de nuevo foco de independencia ante la llegada a la Península Ibérica de los musulmanes.

Los visigodos, derrotados en la batalla de Guadalete, se replegaron hacia el Norte, y algunos nobles y parte de la población se refugiaron en las montañas asturianas, zona de fácil defensa.

En el 718 es elegido caudillo de la resistencia D. Pelayo, quien al mando de una escasa hueste obtiene el primer triunfo de la Reconquista. A partir de ese momento se forma el Reino asturiano, que en el S. X traslada la capital ( en principio en Cangas de Onís y después en Oviedo) a León, dando lugar al inicio del Reino astur-leonés.

En el estrecho valle de Covadonga hay una gran cueva, donde desde tiempo inmemorial se rinde culto a la Santina, como llaman los asturianos a la Madre De Dios. La historia de Covadonga, tal y como aparece en las  Crónicas Asturienses, aparece transida de religiosidad Cristiana. Desde el S. VIII mantuvo su rango como santuario más significativo de todo aquel territorio situado a la derecha del río Sella.

Cruz de la Victoria.

Covadonga es el santuario de Asturias, el lugar emblemático de su historia regional. El escudo del Principado lleva la Cruz de la Victoria enarbolada por Pelayo tras la batalla de Covadonga.( Ada)